Ratitos de consciencia plena
- Claudia Gavi
- 12 abr 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 abr 2023
Hoy quiero compartir contigo uno de mis hábitos favoritos: disfrutar de unos ratitos de consciencia plena cada día.
Tranquilo, estos ratitos aparecen solos, tú solo tienes que estar dispuesto a disfrutarlos.
Te preguntarás... ¿y cómo los encuentro?
Mi primer ratito de consciencia plena
Mi primer ratito de consciencia plena empieza en la cama. Lo primero que hago al levantarme de la cama es parar y dedicar un momento a no hacer nada. Me permito observar mi cuerpo, quizá necesito estirar un poco, hacer tres respiraciones profundas o quizá, siento mirar el techo y observar como mis pensamientos empiezan a activarse (pero aún no me aturo con ellos, simplemente los observo y los dejo pasar). A veces, subo las persianas y me siento observando el cielo.
Ese momento de atención plena no tiene que ser muy largo, pero es tan gustoso que ya verás como te apetecerá alargarlo ;)
Como decía, la primera acción después de abrir los ojos la tomo de manera consciente y eso sienta de maravilla. Un hábito que permite que durante le resto del día pueda tomar decisiones y acciones más alineadas a como me siento hoy, aquí y ahora.
Durante el día, busca más ratitos
Una vez empezamos nuestra rutina diaria, solemos sumergirnos tanto a la tendencia de hacer-hacer-hacer que muchas veces nos olvidamos de SER.
Pequeño recordatorio:
No somos haceres humanos. Somos seres humanos
Es importante encontrar ratitos de consciencia plena entre todas esas tareas diarias. Esos momentos de pausa y desconexión - real conexión con el ser- te permitirá seguir siendo coherente mente-corazón.
Veámos un par de ejemplos
Has estado trabajando y es hora de ir a comer. Es justo en ese momento cuando te dispones a cambiar de acción, en el que toca disfrutar de un ratito de atención plena. Estás sentado en tu silla y antes de levantarte. Paras. Cierras los ojos. Inhalas profundamente por la nariz mientras observas como el aire entra por tus fosas nasales y va llenando los pulmones. Exhalas con calma, saborea ese momento cuando sacas todo el aire del cuerpo, deshinchando la barriga, los pulmones y dejando salir el aire por la nariz (también puedes sacar el aire por la boca si notas algún bloqueo o tensión en el cuerpo). Y repites el proceso, esta vez, quizás con los ojos abiertos, observando lo que te rodea.
Terminas de trabajar, te dispones a ir a casa. Estás de pie, en la calle y antes de empezar tu recorrido de vuelta a casa. Paras. Coges profundamente aire por la nariz mientras observas lo que te rodea, quizás escuchas sonidos, quizás sientes el viento acariciándote, quizás te sientes cansado o alterado por las cosas que aún te quedan por hacer... no juzgues, solo observa. Y ve sacando todo el aire hasta liberarlo todo, poco a poco. Puedes repetir el proceso un par de veces más hasta que te salga una sonrisa.
¿Hasta qué te salga una sonrisa?
Sí, los momentos de consciencia plena nos hacen sentirnos vivos. Cuando tu cuerpo-mente y alma sienten que estás dedicándote un ratito a alinear tu energía, lo agradecen. Así que estos ratitos de escucha interna, de observación, de respiración consciente te hacen sentir gratitud en el aquí y el ahora, disfrútala.
Estos ratitos no son mágicos, pero sí que te aportaran calma y una mayor sensación de bienestar. Te permitirán sentir más claridad mental y tomar acciones más alineadas con tu ser interior.
Te animo a probarlo y a que compartas conmigo como te has sentido. Te leo :)
Un abrazo!
Clàudia
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